lunes, 24 de marzo de 2008

Cruzando el Desierto

Atrapados en la ciudad de Tubruc por una tormenta de arena, Micky se siente feliz. Pasa el tiempo recuperando fuerzas, comiendo como un toro, bebiendo cual camello y de paseo con un grupo de bosnios y senegales que trabajan con el "oro negro".

Recorrimos 184 km en dos días. Esta vez Micky marcó el ritmo de la pedalada al compás del tranquilo latir de su corazón, metro a metro me deslizaba por la línea contínua de la carretera aunque a veces bailé con mi hermano Eolo de izquierda a derecha bajo la dirección de mi jinete.

Partimos de Darnah a las ya típicas 10-11 de la mañana. Ascendimos 8 km por una hermosa montaña para después adentranos en el desierto y en su especial belleza. Por el camino nos cruzamos con muchos hermanos de lugares muy diversos: Marruecos, Senegal... que se interesados preguntaban por nuestro viaje y los días transcurridos.

Plácidamente dormí esa primera noche en compañía de unos militares mientras Micky lo hizo en su tienda de campaña. ¡Qué gente! cómo me gusta escuchar reír a mis hermanos mientras conversan y comen todos juntos del mismo plato.

A la mañana siguiente, Micky hizo algo insólito en este viaje: se despertó a las 6:30 am ya que nos esperaban 100 km más o menos de ruta. No pudo ser, no porque volviera a dormirse como es habitual en él sino porque el hermano Eolo despertó juguetón y tuvimos que esperar varias horas a que cesara en su capricho.

Poco a poco subía la temperatura y con la cabeza embotada nos propusimos parar para comer. No lo conseguimos hasta pasados 15 km donde mágicamente apareció Mohammed que dio de comer, beber y un sitio donde dormir a Micky. Qué ser tan especial, parecía que conocía a mi caballero andante desde siempre. "Amigo mío, number one" repetía cada poco tiempo.

Sentí la magia del día cuando se interpuso entre el padre Sol y la madre Tierra una barrera de polvo que permitió que rodásemos sin cuidado por el aumento de temperatura de nuestros fatigados cuerpos. Así fueron los últimos 45 km de los 104 del día de ayer. Sanos y salvos llegamos a nuestro destino, un día antes del tormentón.

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